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NATALY LÓPEZ:
AL RESCATE DE PLANTAS Y ANIMALES

Nataly nació en Manizales y se desempeña como fitopatóloga desde hace 10 años. Durante este tiempo se ha convertido en experta en el diagnóstico de enfermedades de las plantas causadas por hongos. En el laboratorio de microbiología de Agrosavia, realiza una rigurosa identificación de estos microorganismos, que afectan los cultivos en los llanos orientales del país. Proviene de una familia, conformada por profesionales en el área de la salud; su madre es enfermera y su hermana, fisioterapeuta. Al igual que ellas, Nataly consideró  estudiar un programa universitario, en dicha área del conocimiento, pero un desastre de la naturaleza la hizo desistir de esa idea.

“Mira profundamente en la naturaleza y entonces comprenderás todo mejor”.
Albert Einstein

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Nataly López (Fitopatóloga)

En el año 1993 en Manizales se presentó una época de fuertes lluvias, que provocaron el deslizamiento de una montaña, en la cual se encontraba el asentamiento de un barrio marginal. Nataly formaba parte del grupo de socorristas de la Cruz Roja, por lo cual atendió al llamado.

La tragedia fue de tal magnitud, que se dificultaba el rescate de las víctimas, debido a la cantidad de barro y escombros que impedía su ubicación. Los sobrevivientes, cubiertos de lodo y entre sollozos, narraban la forma en que habían sido sorprendidos por el deslizamiento de la montaña mientras dormían. Entre ellos, se encontraba un niño de siete años, cuyos padres murieron en aquel desastre natural, y no contaba con ningún otro familiar.

¿Cómo solucionar la situación de este niño?, era la pregunta que hacía eco en la mente y en el corazón de Nataly. Buscó alguna respuesta alentadora entre sus conocidos de los organismos de atención de desastres. Sin embargo, la única acción posible era reportarlo como un huérfano más de la tragedia y esperar que el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar empezara la búsqueda de un hogar de paso. La espera continuaría hasta que alguna familia decidiera adoptarlo. El proceso podría tardar varios años, y tal vez no tendría un final feliz.

Este fue un momento de confrontación personal para Nataly, ya que los sentimientos de impotencia y frustración ante este tipo de acontecimientos, la sobrepasaban. Era inevitable pensar que si ejercía alguna profesión en el área de ciencias de la salud, tendría que presenciar cotidianamente situaciones tan lamentables como la de aquel niño.

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Sede La Libertad (Villavicencio)

A raíz de esta vivencia, decide incursionar en una carrera profesional en Agronomía y luego cursar una Maestría en Fitopatología (ciencia que estudia las enfermedades de las plantas), en la Universidad de Caldas. Una vez finaliza sus estudios, se vincula con el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), dedicándose a la clínica de plantas, área del conocimiento que le permite realizar los diagnósticos de las enfermedades que afectan varios cultivos productivos en el país. Luego ingresa como investigadora al Centro de Investigación La Libertad de Agrosavia, una de las más importantes instituciones de investigación agropecuaria del departamento del Meta, ubicada a las afueras de la ciudad de Villavicencio.

Nataly es una mujer independiente que valora la vida familiar, por lo que procura pasar los fines de semana en compañía de sus padres y hermana, que viven en Bogotá y con quienes comparte la pasión de trabajar en el área de la salud,  atendiendo pacientes que pertenecen a diferentes reinos de la naturaleza. Tal como ella lo afirma: “Terminé trabajando en el área de la salud… pero de la salud de las plantas”.

La destacada fitopatóloga, en la actualidad, participa en un proyecto de investigación que se desarrolla en el marco de un convenio interinstitucional, entre el Ministerio de Agricultura, ICA y la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales (Fenalce). El principal desafío del proyecto es modificar e implementar políticas fitosanitarias y de inocuidad, que direccionen la producción de maíz en el país.

“Colombia actualmente importa demasiado maíz y ese maíz no viene de la mejor calidad. Entonces, esas calidades fueron denunciadas por Fenalce, o por lo menos denunciando públicamente que esos maíces vienen con algunas micotoxinas, calidades que no son óptimas para la industria colombiana, y a partir de eso nace este proyecto que busca cubrir todos esos vacíos, para enfrentarnos a estas problemáticas”.

Nataly López, fitopatóloga, investigadora vinculada a Agrosavia.

Las políticas actuales no establecen la articulación que debe existir entre el ICA y el INVIMA como entidades gubernamentales que realizan las acciones de inspección, vigilancia y control a lo largo de la cadena productiva. Tampoco se cuenta con un sistema de datos abiertos, en el cual se establezcan alertas de riesgo por consumo de maíz importado, que se emplea para consumo humano directo y en la elaboración de concentrados para animales. Otra de las falencias que presentan las políticas actuales, consiste en la baja representatividad de las muestras de maíz, que se recolectan durante los monitoreos a nivel nacional para determinar los niveles de toxinas.

Las principales propuestas del proyecto, destacadas por Nataly, consisten en la integración de esfuerzos y recursos entre entidades de investigación, gremios y la academia, para generar una hoja de ruta de la producción de maíz en el país. Y la conformación de una red de expertos, que agrupe y socialice los hallazgos de las investigaciones, en torno a la producción de maíz. 

Tanto la participación en el proyecto como la experiencia profesional de Nataly le han permitido constatar que los cultivos de maíz ubicados en regiones cálidas y húmedas como la Costa caribe y los Llanos Orientales tienen mayor predisposición al ataque de hongos. Mientras que, en regiones cálidas y secas como los valles interandinos (departamentos de Tolima, Huila y Eje Cafetero) se produce la enfermedad del “achaparramiento del maíz”, causada por un tipo de bacterias conocidas como Mollicutes. Los insectos se contaminan con estas bacterias y las transportan a las plantas de maíz. Debido a la alta incidencia de la enfermedad, se ha generado una alerta fitosanitaria en la región afectada.

El descubrimiento más reciente que han realizado Nataly y su grupo de trabajo, consiste en la identificación del hongo Stenocarpella maydis, el cual ataca los cultivos de maíz, causando la pudrición del tallo y las mazorcas.

La presencia de este hongo no se había reportado en el país y es considerado de gran interés, ya que produce cuatro toxinas que afectan la salud de los animales. Los efectos sobre la salud humana se encuentran en estudio por parte de la comunidad científica.

Nataly se desconecta de los asuntos laborales visitando parques y lugares donde se conservan los bosques nativos y las fuentes de agua. Como amante de la naturaleza, le preocupa el tráfico de especies que se presenta en los llanos orientales. Esta práctica se encuentra prohibida por las autoridades, pero la adquisición de animales exóticos se facilita. Por ello, esta fitopatóloga va al rescate de tortugas que se comercializan ilegalmente y las libera en los ambientes de la naturaleza que recorre.

Considera que todo en la naturaleza tiene un orden y es imprescindible que el hábitat se mantenga con las especies originales, guardando el equilibrio. Esto permite que los ciclos de vida de los reinos animal y vegetal, se conserven y las especies no se extingan. Estos mismos mecanismos deberían regir en las sociedades humanas para garantizar la vida y preservar los derechos de los más vulnerables, como aquel niño de la tragedia de Manizales, cuya vida hubiese sido muy diferente si su familia hubiera habitado en una zona equilibrada ambientalmente.

© 2022 | Andrea Del Pilar Mojica Cortes

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